Se
necesita algo de fe para escucharle a Dios, poder discernir y entender su voz
en dependencia de la vía por la cual te hable, todo está en cuan fuerte sea el vínculo
con El.
Solemos
esperar en ocasiones oírle como cuando hablas con una persona de carne y hueso ósea
audiblemente, pero debemos entender que si Dios no nos habla de esa manera, habitualmente,
podría ser ya que él sabe que su voz es tan gloriosa y poderosa que nuestros
cuerpos carnales no lo resistirían y moriríamos en el acto, o de pronto
para que aprendamos a vivir más por fe y no por pruebas físicas y fáciles de
identificar.
En algún
momento te debe haber pasado que te has encontrado en un momento tan desesperante
en tu vida, que alzas tu mirada al cielo y dices, "Dios háblame quiero
escuchar tu voz", pero al no escucharle de la forma en la que esperabas te
has decepcionado o llegado a pensar que te abandono, esto pasa cuando no hay
una relación lo suficientemente cercana que te permita discernir hasta la más
mínima señal de Dios para contigo
Él nos dejó
su palabra para que pudiéramos conocerle íntimamente y así no tener la menor
duda de cuando estuviese hablando a nuestros corazones. Si cada día te alimenta
de Él y oras con fe delante de su presencia, tu espíritu estará tan conectado
que nunca te sentirás a la deriva pase lo que pase.
Dice en
salmos 23:4 "Cuando ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal
alguno, porque tu estarás con migo, tu vara y tu cayado me infundirán
aliento", en este texto el Señor mismo dijo que nunca nos dejaría solos,
por tanto si Él lo prometió, lo cumplirá.
Tener el
privilegio de escuchar la voz de Dios, es más que un gozo para cualquier
creyente. Pero realmente muchos no sabemos escuchar y entender. Todo hombre o
mujer de fe, sabe que puede oír su voz, solo tienes que creerle y procurar
siempre la comunión con El, para discernir así, cuando nos está hablando.
Descansa en el Señor y mantente firme, que en el momento preciso le
escucharas.
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